Villafrades en el corazón.

Hace unos días el Diario de Tarragona daba cuenta de la noticia que un vecino de Segur de Calafell preparaba cada jueves en su local un menú para quienes necesitasen comer, pagando simplemente la voluntad el que pudiere. (ver noticia)

Este dato, que nos fue facilitado por Candi Sánchez, en un principio no parecía mas que una loable iniciativa solidaria ante la situación de suma necesidad que padecen algunas personas durante este periodo de crisis. Pero las primeras líneas del artículo dejaban ver que tras la iniciativa se encontraba un personaje culto y sensible que se identificaba con la pobreza de esta tierra castellana que cantara Machado, aunque en este caso vista con los ojos tiernos de ser un hijo de ella, destacando lo humilde y sencillo como principal virtud. "Allí cuando un pobre pedía un rebojo de pan, siempre encontraba un plato en la mesa".

Como hace algunos años que mantengo una buena relación con esta entrañable familia, que tanto hicieron por Villafrades, decido llamar a Franco para felicitarle por la iniciativa y saludarle.

Se emociona al ver que hasta su pueblo ha llegado la noticia y comienza sin parar a contarme anécdotas, recuerdos y símbolos de realidades íntimas de su niñez. Franco (se llama así como homenaje a la memoria de otro hermano suyo que falleció de niño) se fue de Villafrades a la edad de diez años a estudiar a Rioseco y dos años después a Barcelona de la que huiría poco después al verse agobiado en la gran urbe e instalarse en Calalafell (Tarragona).

"No he conseguido olvidarme de Villafrades". "No sé que tiene ese pueblo que te enamora y cautiva". Me cuenta que a veces cuando está frente al mar encuentra el exacto equivalente a los elementos del paisaje terracampino. "El mar Mediterráneo me recuerda a los inmensos campos de castilla que yo contemplaba con los palomares desde la ventana del hogar de mi casa y las espigas arrulladas por el viento eran olas en ese amplio mar castellano".

Franco niño en Villafrades de Campos.

En esa tierra ha podido ver los mejores amaneceres y atardeceres que recuerda, solo comparables a los del Mediterráneo. "En mi última visita, hace treinta años, recuerdo una gran parrafada que eché con D. Teódulo sentados en los restos de la vieja casilla, contemplando una puesta de sol alucinante".

Se nota la intensa emoción que le embarga al hablar de su pueblo. "Estoy muy orgulloso de ser de Villafrades y siempre que puedo lo menciono, por eso al periodista que vino el otro día fue lo primero que le dije". "Esta iniciativa de los jueves que realizamos en el local social de la Patrulla Marítima (como el Sindicato para que me entiendas) lo hacemos por la necesidad que hay en algunos vecinos". "No entendemos que alguien pase hambre hoy en día, pero es la cruda realidad", y me vuelve a recordar la frase de: "como aquellos peregrinos de nuestra tierra que caminaban por la seca Castilla de Machado y el frío calaba los huesos, pedían comida y no faltaba el plato en la mesa".

Me despido de Franco y le vuelvo a felicitar por su iniciativa. Al colgar el teléfono pienso en lo poco que se valora aquello que se tiene tan cercano y lo que se anhela en la distancia. Como también diría Machado, "no es patria el suelo que se pisa, sino el que se labra", y este vecino, hoy de Calafell, lleva muy dentro el amor a su pueblo y no disimula el pregonarlo. Castilla y Villafrades le han llegado al alma y le acompañarán siempre.