ADIOS AL GRAN MAESTRO

El pasado día 10 de diciembre llegó a mi correo un mensaje que me quedó helado: "Ha fallecido Pablo Crespo". Enseguida busqué la noticia en "su" periódico y me confirmó el fatal desenlace: Pablo Crespo, corresponsal de El Norte de Castilla en Tierra de Campos, ha fallecido esta mañana del lunes en el hospital Felipe II de la capital, donde permanecía ingresado desde la pasada semana. (Ver noticia en El Norte de Castilla y La Voz de Rioseco).

Sin haber nacido en Tierra de Campos, Pablo era de Vitigudino (Salamanca), conocía todos los pueblos de la zona como si del mismo Villalón se tratase y se sentía un terracampino por los cuatro costados. Así se lo reconocieron en el año 2008 algunas revistas de la zona que le otorgaron el premio "Un diez para diez" por la difusión de la comarca a través de sus crónicas.

Aunque actualmente estaba jubilado, había ejercido de maestro en Villalón durante muchos años en el colegio Tierra de Campos. Aún recuerdo una parrafada que echamos en el Bécares el pasado mes de octubre y me contaba anécdotas de su docencia, asegurándome que de los alumnos que había tenido los más inteligentes para él eran los de Villafrades, destacando sobre todos a los hermanos Gordaliza y Raquel del Rey.

Pablo en "Un diez para diez".

Tenía un cariño especial por Villafrades donde no faltaba en los tres acontecimientos mas importantes: procesión de Grijasalbas, San Roque y Semana Santa y ahí están sus crónicas que dan testimonio de ello. La última vez que nos visitó fue el pasado mes de septiembre en el homenaje que rendimos a otro terracampino de los que dejan huella como era Aderito, en cuyo acto intervino Pablo recitando el poema "Al Campanero".

Quiero con este pequeño artículo rendir homenaje póstumo a un hombre generoso y desinteresado de los que te encuentras pocos a lo largo de la vida. Un insigne profesor que nos deleitó con su sabiduría y experiencia y el alto concepto que tenía de la amistad. Sin duda a las gentes de estos pueblos terracampinos ha conmovido profundamente su pérdida, pues Pablo con su buen hacer se granjeó la amistad y el respeto no solo de sus alumnos, sino de todas las gentes de Tierra de Campos.