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TIBURCIO FERNANDEZ MAROTO: UN VILLAFRADEÑO IRREDUCTIBLE Y HEROE

Tiburcio Fernández Maroto nació en nuestro pueblo, Villafrades de Campos, el 11 de agosto de 1785, siendo el menor de los cinco hijos de Pedro Fernández Blanco y de María Maroto Ruiz-Bomba, labradores medianamente acomodados. Pedro, natural de Villerías, había contraído matrimonio con María Maroto en 1770 y tuvieron nueve hijos de los que sobrevivieron cinco, siendo Tiburcio el menor de ellos.

Sabemos que Tiburcio nació en una casa del barrio nuevo de San Juan, que sus padres habían edificado sobre otras que habían adquirido por trueque con Nicolás Pastor, en el año 1773, a cambio de una tierra que María había heredado en Herrín.

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Casa donde nació Tiburcio Fernández Maroto (Archivo R.G.P.).

La familia Fernández Maroto era religiosa (varios de sus familiares fueron eclesiásticos) y vivían de la agricultura de algunas tierras de las que eran dueños, cómo muestran los censos y padrones de población de esa época. La infancia de Tiburcio probablemente no fue distinta a la de cualquier niño de su edad. Consta en el archivo parroquial su confirmación en 1787 junto a sus hermanos Vicente y Juan. Es de interés destacar que sus padres se preocuparon de que el joven recibiera formación por el maestro de primeras letras D. Alonso Castellanos, en una época donde el analfabetismo era muy frecuente y solo sabía escribir una minoría de la población.

En 1808 y tras declarase la denominada Guerra de la Independencia contra la Francia de Napoleón, se forman en España partidas y cuadrillas de guerrilleros, produciéndose numerosos alistamientos de muchos jóvenes en las mismas. Una de las que actuó en Tierra de Campos, fue la del brigadier Juan Díaz Porlier, apodado "el Marquesito", por suponérsele pariente del Marqués de la Romana. Tras ser disuelto el ejército español por los franceses, Porlier recibió el encargo de agrupar a los restos dispersos del ejército de dicho Marqués de la Romana y constituir una partida de cincuenta o sesenta hombres con el objeto de defender los intereses del rey. Esta milicia se pertrechó con armas y caballos de los pueblos de Tierra de Campos, cuyas gentes entregaron paños, zapatos, mantas y sillas para sus monturas y vestuario. En sólo seis meses aumentó considerablemente esta partida que ya contaba con tres mil infantes y cuatrocientos caballos.

Otro líder guerrillero terracampino fue Benito Marquínez. Oficialmente su partida, que operaba como "Húsares Francos de Valladolid", se creó en Carrión de los Condes en 1810 por soldados de la partida del vallisoletano Tomás Príncipe y paisanos de la zona, pero ya hay constancia que en 1808 estaba activa. La actividad de la cuadrilla del comandante Marquínez está muy documentada por las tierras de Villalón, Villada, los Melgares, Sahagún, Villacarralón, Santervás, Villarramiel, Autillo, Fuentes, Palencia, etc. y los pueblos cercanos a Valladolid como Fuensaldaña, Cigales, Cabezón, etc. Actuaba por sorpresa interceptando correos y obligando a los franceses a fortificarse en numerosos pueblos, empleando las torres de las iglesias como observatorio. Una de las compañías de esta guerrilla era la fracción de caballería capitaneada por el intrépido Marcos Tarrero, un húsar que también estaba en el sitio de Astorga cuando se produjo la posterior muerte de Tiburcio.

Es muy posible la participación de Tiburcio en alguna de estas dos partidas, de las que salieron los cuerpos francos de caballería. La mayoría de sus componentes, salvo los que tenían graduación como mandos, no dejaron escritos ni memorias de hojas de servicio, de ahí que haya un desconocimiento de muchos de estos milicianos como pueda ser el caso de Tiburcio, y por eso la documentación existente sobre nuestro personaje, en esta primera época es muy escasa.

En cualquier caso, nuestro paisano Tiburcio Fernández Maroto, tras esta posible inicial experiencia bélica, pasó a formar parte de la Caballería de Húsares de León, en la primavera de 1809, y en septiembre de ese mismo año se integra en la guarnición española de Astorga, a las órdenes del General José María de Santocildes (1771-1847), gobernador de la plaza y máximo mando militar de la misma. La Caballería de Húsares de León había sido creada por el general Francisco Ballesteros el 1 de febrero de 1810 con dieciocho húsares de los tiradores de Castilla. No tardaría en demostrar su valor Tiburcio en este pequeño grupo de caballería ligera. Sería pocos días después, el día 25 de febrero, cuando los franceses, capitaneados por el general Clauzel, que había llegado a La Bañeza con 3.000 hombres, se presentaron en las poblaciones cercanas de San Justo y San Román de la Vega para obtener avituallamientos.

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General D. Jose Maria de Santocildes.

Para impedirlo, el gobernador Santocildes ordenó una salida con las guerrillas de infantería y la partida de dieciocho húsares, enfrentándose con los franceses. Según palabras del general Juan José García, "...entre los húsares se distinguió especialmente el húsar Tiburcio Fernández..."

Pocas semanas después, comenzaron los llamados "Sitios de Astorga", denominación otorgada a los dos asedios sufridos por esta ciudad leonesa durante la Guerra de la Independencia. El primero de los sitios tuvo lugar entre marzo y abril de 1810 y dio como resultado la conquista francesa de la ciudad, que la retuvo bajo su dominio durante más de dos años. El segundo sitio se produjo entre junio y agosto de 1812 e hizo posible la recuperación de la ciudad por la parte española.

El primer asedio comenzó el 21 de marzo de 1810 con el asentamiento, en los alrededores de Astorga, de varias columnas francesas, bajo el mando directo del Mariscal Bertrand Clauzel y éste, a su vez, dirigido por el General Jean-Andoche Junot, Unos pocos días después la ciudad estaba completamente rodeada y los accesos desde Galicia, Puebla de Sanabria, Benavente y León vigilados e inaccesibles para cualquier ayuda a los sitiados.

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Mariscal Bertrand Clauzel                  J. Andoche Junot

Durante las siguientes semanas, las tropas francesas realizaron obras de trincheras y fortificaciones para favorecer el ataque a la ciudad que se desencadenó el día 21 de abril, mediante intensos bombardeos de artillería y ataques directos de columnas de infantería francesa a la ciudad.

La guarnición astorgana resistió estos primeros ataques, pero era consciente de que a la defensa de la ciudad le quedaban tan solo unas horas. En la madrugada de ese día, los mandos militares españoles y las autoridades civiles de la ciudad acordaron la capitulación de la misma. El día 22 de abril por la mañana, el General Santocildes se presentó al General francés Junot con el principal objetivo de proteger a la población civil astorgana de cualquier represión y establecer las condiciones de la rendición. Se acordó que las tropas francesas no entrasen hasta que no hubiera salido la guarnición española y se garantizó el máximo respeto a la población civil de la ciudad. A media mañana, los franceses ocuparon los almacenes y a las dos de la tarde salió por Puerta Obispo, en columna, la guarnición española, dirigiéndose hacia Fuente Encalada, donde entregaron el armamento.

Nuestro villafradeño Tiburcio Fernández Maroto protagoniza dos hechos a lo largo de este periodo que constituye el primer sitio de Astorga.

El primero de ellos, documentado en un certificado expedido por el Ayuntamiento de Astorga en 1814, describe como, el 12 de abril de 1810, el Húsar Tiburcio consigue rescatar, dirigiendo varias cargas de caballería, a unos cuarenta defensores de la ciudad que habían sido cercados por numerosas tropas francesas en el exterior de la misma. El propio Ayuntamiento califica esta acción como "...la más memorable de sus acciones y que jamás olvidará esta ciudad..."

Es probable que protagonizara algún hecho de armas más. El propio General Santocildes en sus memorias señala textualmente que "...la pequeña caballería, aumentada hasta el número de diez y ocho caballos con los que facilitaron los Oficiales de la guarnición, protegida por las de infantería, en que interpolaban algunos paisanos, hizo prodigios de valor, señalándose sobre todos el soldado Tiburcio..."

Pero sin duda, es la segunda acción protagonizada por Tiburcio la más conocida y la que hace trascender su figura a la de héroe, entendiendo como tal a aquel que realiza una acción muy abnegada en beneficio de una causa noble. Aunque existen diferentes versiones, la más aceptada es la que relata el secretario de Villafrades, D. Ramón Núñez: cuando Tiburcio, rendida Astorga en la mañana del día 22 de abril, al contemplar la entrada en la ciudad del ejército francés exclamó "Si todos capitulan, yo no capitulo" lanzándose sobre los soldados franceses, hiriendo a algunos de ellos y siendo finalmente detenido, juzgado de forma sumarísima, fusilado y enterrado al pie de unos árboles en el barrio de Rectivia, camino hacia la población de Fuente Calada, lugar localizado a las afueras de Astorga.

Este hecho, ampliamente documentado, quedó ya constatado cuando las Cortes de Cádiz, en Real Decreto de 30 de junio de 1811, en la que se declaran Beneméritos de la Patria a los defensores de Astorga, se realiza especial mención al soldado de Húsares de León, Tiburcio Fernández, que, citamos textualmente, "... pereció, víctima de su resolución y de la Patria, con la serenidad propia de las almas grandes"

El 26 de mayo de 1814, finalizada la guerra y por deseo de sus antiguos compañeros de armas, los restos de Tiburcio Fernández Maroto fueron exhumados desde su enterramiento inicial hasta la Iglesia de San Miguel de Astorga, siendo enterrados en la capilla mayor. Hicieron la exhumación y traslado de los restos con toda majestuosidad, asistiendo todas las parroquias, cofradías, cuerpos militares, comunidades religiosas, vecinos, clero y numerosas gentes venidas de los pueblos inmediatos. Al comunicarle al General José María Santocildes la exhumación de los restos de Tiburcio, escribiría desde Betanzos una conmovedora carta al Ayuntamiento astorgano: "...La descripción que ustedes se sirven hacerme del aparato fúnebre y más circunstancias ocurridas en la traslación de los huesos del impávido Tiburcio a la Parroquia de San Bartolomé, ha conmovido en alto grado los sentimientos de mi corazón, trayendo a la memoria multitud de sucesos, todos tiernos al paso que grandiosos, y cuya base no fue otra que la lealtad y más virtudes de los habitantes de Astorga."

Y casi cien años después, el 28 de agosto de 1912 se produjo el traslado de los restos de nuestro querido villafradeño desde esta Iglesia de San Miguel hasta la Catedral de Astorga, "...habiendo sido conducido hasta allí en solemne procesión cívico-religiosa, con acompañamiento de todas las autoridades, el pueblo, banda de música, llevando el Pabellón de la ciudad el Síndico, habiendo cerrado sus puertas el comercio, engalanado las casas sus balcones y dando la nota del momento las Campanas de la Catedral, doblando a muerto"

El nicho de la Catedral donde se depositaron sus restos, al lado de los del General José María de Santocildes, fue cerrado por una placa de mármol blanco donde puede leerse:

"A la memoria
del Heroico soldado
de Húsares de León
Tiburcio Fernández Maroto
fusilado por los franceses
el 22 de abril de 1810
___________
En la solemne apertura de sus restos
De la Iglesia de San Miguel
A esta S.A.I. Catedral
28 de agosto de 1912"

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Lapida de Tiburcio Fernández Maroto en la Catedral de Astorga (León).

En ese mismo año de 1912, el Ayuntamiento de Astorga acordó dar el nombre de Húsar Tiburcio a una de sus calles.

Así mismo, también el pueblo de Villafrades de Campos tiene nombrada a una de sus calles como su heroico paisano, aunque este homenaje tardaría en llegar. Fue el 18 de septiembre de 1931, cuando se acordó, en sesión ordinaria, retirar la placa de la calle dedicada a D. Miguel Primo de Ribera (Marqués de Estella) y darle el nombre del Húsar Tiburcio. Fue el secretario Ramón Núñez, quien, al organizar el archivo municipal, había encontrado un libro de Marcelo Macías dedicado al héroe local y propuso su cambio a la corporación. En el largo discurso que él mismo escribió para la inauguración comienza diciendo: "...Ninguno o muy pocos de ustedes sabrán quien fue este individuo, por los años que han transcurrido desde que los hechos acontecieron. En muy pocas palabras porque no me he de entretener a detallar todos los hechos que cuenta la Historia les diré quién fue el individuo que tan alto puso el nombre de Villafrades".

Después de narrar los hechos descritos por Marcelo Macías, termina su discurso el secretario Ramón Núñez con este duro reproche: "...¿Cómo no se ha pensado antes en rendir este humilde homenaje al heroico soldado que supo dar su vida por la independencia de la Patria y que tan por alto puso el nombre del pueblo de Villafrades, su amado pueblo? Hoy este Ayuntamiento, dándose cuenta de esta ingratitud, pretende con este acto, reparar ese olvido y rendir justo homenaje a la memoria del heroico hijo de esta villa que fue inmolado cobardemente por disposición del bárbaro Junot, pereciendo víctima de su resolución y de la Patria con la serenidad propia de las almas grandes. ¡Gloria a los héroes! Honra y orgullo de sus pueblos. ¡Bien haya el pueblo que de tal manera sabe honrar la memoria de los bravos defensores del honor y de la Independencia de la Patria! El secretario del Ayuntamiento. Firma: Ramón Núñez"

Muchos años antes, en 1910, se realizó por el escultor Enrique Marín Higuero, el denominado "Monumento a los Sitios de Astorga" localizado en el centro de la plaza de Santocildes de esta localidad. La instalación de este monumento fue costeada por suscripción popular. Se trata de una composición fundida en bronce que descansa sobre una plataforma de granito y representa una alegoría con el águila imperial, representando la dominación napoleónica, agonizante bajo el zarpazo de un robusto león, símbolo inmortal del vigor y de la independencia de la ciudad. En la cara anterior del pedestal figura un medallón con la efigie del General José María de Santocildes, y en la posterior un medallón con las armas de la ciudad. En las caras laterales aparecen leyendas alusivas al centenario. Una de ellas, es una relación nominal de protagonistas, encabezada por el nombre de José María de Santocildes y entre los que se incluye el nombre de Tiburcio en la penúltima fila.

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Monumento a los Sitios de Astorga. Astorga (León).

Resulta interesante señalar, como una curiosidad, el hecho de que, en esta relación, aparece como apellido de Tiburcio "Álvarez" y no su correcto apellido "Fernández". La explicación a esta equivocación se debe a que el general José María Santocildes, al redactar el acta de la muerte de Tiburcio le atribuye, de forma incorrecta, el apellido "Álvarez". Esto hizo que todos los que escribieron posteriormente acerca de nuestro personaje incurrieran en el mismo error, incluido el propio Ayuntamiento de Astorga cuando alza el monumento conmemorativo a los héroes del asedio.

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Placa con el nombre de Tiburcio y su erróneo apellido en el Monumento a los Sitios de Astorga. Astorga (León)

El error también dificultó que su madre, María Maroto, pudiera cobrar la pensión concedida por las Cortes de Cádiz a los héroes de Astorga. La equivocación quedará subsanada en 1912 cuando los restos del Húsar se trasladaron desde la iglesia castrense de San Miguel a la Catedral. Valga esta aclaración para que quede constancia y que este personaje histórico de nuestro pueblo sea recordado con sus apellidos correctos.

En esos actos de 1910, en los que Astorga conmemoró el primer centenario de los sitios, Pompeyo Pérez Benito, poeta maragato, compuso este soneto a la memoria de Tiburcio Fernández, titulado "Si todos se rinden yo no me rindo":

"Rompiendo el pecho con pujanza fiera
Nació ese grito de brutal lirismo;
Fue el salvaje clamor del heroísmo;
Fue el viril protestar del alma ibera.

Grito rebelde, convulsión postrera
De un fanático culto de patriotismo;
Mezcla de heroicidad y quijotismo;
Nerviosa sugestión de una quimera.

La muerte le arrojó sobre su carro,
Pero supo caer gallardamente
Con bello gesto y ademán bizarro.

Un héroe fue, más le faltó el ambiente
En su caso murieron igualmente
Balboa, Hernán Cortés, Vasco y Pizarro".

El 14 de agosto de 2005, por iniciativa del Ayuntamiento villafradeño y de nuestro estudioso y cronista Rafael Gómez Pastor, tuvo lugar en Astorga un acto conjunto entre vecinos y autoridades municipales de Villafrades de Campos y Astorga. También se desplazó la típica danza villafradeña, que honró a Tiburcio Fernández interpretando lazos de paloteo a los pies del monumento antes mencionado. Y se culminó la emocionante jornada depositando un ramo de flores a los pies de la tumba catedralicia de nuestro vecino, después de que el chivorra de la danza ese día, Rafael Gómez Pastor, proclamara un emotivo verso dirigido a la memoria de Tiburcio Fernández y que finalizaba con la estrofa siguiente:

"Duerme, Tiburcio valiente
Duerme tú, soldado ardiente,
Duerme como el viento duerme
Las espigas
de Villafrades de Campos"

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Ramo de flores depositado por las autoridades de Villafrades de Campos en la tumba del Húsar Tiburcio Fernández Maroto
en la Catedral de Astorga el 14 de agosto de 2005 (Archivo R.G.P)

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Danzantes de Villafrades en Astorga el 14 de agosto de 2005 (Archivo R.G.P)

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Recreación del fusilamiento del Húsar Tiburcio en la plaza de Astorga en 2006 (Archivo R.G.P.)

En el año 2006 dentro de las Jornadas Napoleónicas, e invitados por el historiador astorgano Arsenio García Fuertes, volvió a ir la danza de Villafrades a Astorga, acompañando durante el desfile de tropas y la recreación histórica del fusilamiento del nuestro villafradeño, el Húsar Tiburcio.

Finalmente, el 16 de agosto de 2012, en Villafrades de Campos, tuvo lugar una emotivo y simbólico acto. Al son de dulzaina y tamboril, desfilaron las autoridades junto a un grupo de recreadores pertenecientes a los Voluntarios de León y los familiares del héroe Juan Martín Díaz "El Empecinado", arrancando desde el Ayuntamiento y llegando hasta el monolito erigido en memoria del Húsar villafradeño. Allí, se descubrió una placa conmemorativa y un mural elaborado por Ana González de la Puente, en el que se alude a la figura del Húsar que se resiste a capitular, constituyendo, este conmovedor rincón de nuestro pueblo, un recuerdo, ya imperecedero, del que fue nuestro vecino Tiburcio Fernández Maroto.

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Acto inaugural del monolito y mural dedicado al Húsar Tiburcio en Villafrades de Campos el 16 de agosto de 2012
(Fotografía Pedro Alfonso Gago Sandoval 2012)

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Monolito dedicado al Húsar Tiburcio en Villafrades de Campos (Fotografía María Pilar García Pastor, 2023)

En resumen, Tiburcio Fernández Maroto nació en Villafrades y corrió de niño por sus calles. Trabajó de agricultor y vestiría el traje de danzante de paloteo en su juventud, viéndose abocado a participar en hechos históricos, con tintes de tragedia, propios de la época que le tocó vivir en nuestro país. Tiburcio representa un símbolo de tenacidad, coraje y heroísmo, desde la humildad de su realidad personal, un sencillo soldado español.

No obstante, su figura permanece hasta nuestros días y puede servir de enseñanza para las dificultades de los tiempos actuales. Reproduciendo las palabras que el Alcalde de nuestro pueblo, D. Alfonso Gordaliza, pronunció en Astorga en el año 2005, nos dirigimos así a su figura histórica:

"Húsar Tiburcio, reposa tranquilo porque tus paisanos nos vamos hoy de Astorga con una hermosa lección aprendida de tu ejemplo, y, ante tantas dificultades que nos asedian, defenderemos tu pueblo siendo nuestro lema desde ahora y para siempre el que fuera tu grito de guerra:

"Si todos capitulan, yo no capitulo"

Ismael Escobar Rodríguez
Rafael Gómez Pastor

Fuentes archivísticas:

  • Archivo Histórico Nacional
  • Archivo Histórico Provincial de Valladolid
  • Archivo Municipal de Villafrades de Campos
  • Archivo Municipal de Astorga

Fuentes bibliográficas:

  1. García Fuertes A. Nota de la Real Academia de la Historia. Fernández Maroto, Tiburcio. Villafrades de Campos (Valladolid), 11. VIII.1785 - Astorga (León), 22.IV.1810. Militar.
  2. Rodríguez Herrero M. El Húsar Tiburcio en la Guerra de la Independencia de Astorga (1948)
  3. Fernández de Arellano P, Manrique R. Astorga heroica. Historia documentada de sus sitios durante la Guerra de la Independencia (1808-1813). Diputación Provincial de León (1912)
  4. Real Decreto de las Cortes de Cádiz, de 30 de junio de 1811.
  5. Gómez Pastor R, Gómez Paris M. Documental sobre el Húsar Tiburcio Fernández Maroto (Villafrades 1785 - Astorga 1810). 2006. https://www.youtube.com/watch?v=uDcpta3RHM8&t=18s
  6. Gómez París M. "Si Todos Capitulan, Yo No Capitulo" Húsar Tiburcio Fernández Maroto. Los vecinos de Villafrades rememoraron la figura de su paisano inaugurando un monumento en su honor. Villafrades de Campos, 17 de Agosto de 2012. http://villafrades.net/noticias/2012/120816b.html
  7. Santocildes y Llanos, José María. Resumen histórico de los ataques, sitio y rendición de Astorga. Imprenta Real. Madrid 1815
  8. París Medina A. y Gómez Pastor R. Villafrades de Campos, algo más que Ecclessias Albas. Diputación de Valladolid 1999.
  9. Gómez Pastor R. Personajes de Villafrades Tiburcio Fernández Maroto (22/01/2023). http://webvillafrades.magix.net/public/personajes/husar.htm
  10. Salcedo Ruiz Ángel. Astorga en la guerra de la Independencia. Imprenta viuda e hijo de López. Astorga 1901
  11. Sánchez Fernández J. Valladolid durante la Guerra de la Independencia española, 1808- 1814. Diputación de Valladolid 2002
  12. García Luengo H. León y su provincia en la Guerra de la Independencia Española. Diputación de León 1908
  13. Arredondo E. Los Húsares españoles en la Guerra de la Independencia 1800-1814. Almenara 2000
  14. Anta Roca J. Algunos héroes vallisoletanos 2021
  15. Macías y García M. El Húsar Tiburcio. Imprenta La Popular. Orense 1912
  16. Discurso de D. Ramón Núñez. Secretario del Ayuntamiento de Villafrades en el acto de inauguración de la calle del héroe. Villafrades de Campos 1931

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