Nuestras Mayordomas Begoña y Milagros
Cargadas de simpatía e ilusión preparan la fiesta de la Virgen de Grijasalbas
Valladolid, 18 de Julio de 2015. María Pilar García Pastor
Todo el mundo en el pueblo sabe quienes son las mayordomas de la virgen de Grijasalbas del año 2015. Todos recordamos el Octubre pasado y uno de los relevos mas emocionantes de mayordomas que yo recuerdo. No hay villafradeño que no conozca a Milagros y Begoña, dos cuñadas amables y simpáticas, con una energía inagotable y una sonrisa permanente en su caminar acelerado y dispuesto. Bego y Milagros, en cierta forma tan parecidas que podrían ser hermanas, y casi lo son, cuñadas, casadas con Ángel y Julián, dos hermanos Villafradeños. Todo el mundo sabe quienes son, pero quizá todos no las conozcamos como ellas merecen.
Begoña fue mayordoma hace años, bastantes, de su Virgen de las Nieves querida. Begoña Garrido Ruíz es de Gatón, nacida de Tomasa y Luciano aquí al lado un 4 de Marzo en 1958, donde vivió hasta los 4 años. El oficio del padre, empresario de obras, le llevó de ahí hasta distintos pueblos y un periodo de internado en Medina de Rioseco, hasta que a los 11 años la familia se asienta en Valladolid.
Begoña fue una niña charlatana y abierta, curiosa y dicharachera, que disfrutaba preguntando y escuchando historias antiguas de su pueblo narradas por aquella abuela querida en las noches infantiles. Bego era capaz de ir de fiesta en fiesta de la mano de este u otro familiar. Buena estudiante se inclinó por estudios de magisterio que cursó y completó, aunque nunca llegara a ejercer puesto que el negocio familiar precisaba de todas las manos que hubiera disponibles. La carrera le dio eso sí algunos buenos momentos y diversión y una formación que pondría en uso en otras parcelas de su vida.
Romántica aficionada a las suaves melodías de un Camilo Sexto de hace ya unas décadas, fue a conocer a Ángel en una discoteca pucelana, y resultó ser un terracampino como ella, enamorado de la vida sencilla, de música suave o una partida de cartas con amigos al calor del enroje. Casados desde 1987 hace nada celebraron 25 años juntos, un punto en un camino que sigue y sigue hacia delante.
Esta guapa terracampina es la menor de 4 hermanos, Jaime, Teodoro y Eva, a los que ha permanecido unida a lo largo de distintos avatares de la vida, luchando por continuar la empresa familiar y por navegar los momentos amables, y los golpes duros que le han tocado en la vida. De esos Begoña sabe un rato, y sabe también que el apoyo de los que la quieren, y su fé por sus virgencitas de las Nieves y Grijasalbas le ayudan a sacar fuerzas de donde sea. Begoña, nerviosa, activa, con esa sonrisa generosa y cariñosa, ilusionada desde hace años por ser un día mayordoma de esta imagen que se pasea al son de palos y castañuelas por las calles de nuestro pueblo. Ángel le pidió que lo fuera, y esta fiesta promete ser una experiencia poderosa y emocionante para los dos.
Milagros tiene un carácter similar. Todos conocemos su sonrisa fácil y su disposición para todo lo que haga falta. Milagros de la Viuda Fernández nació el 25 de Julio de 1951 en Mayorga, de Guillerma y Emilio; terracampina que de Mayorga pasó a vivir a Villafrades cuando se casó con Julián. La mayor de cuatro hermanos, Emilio, Micaela y Delfina, de niña fue traviesa, abierta y charlatana, la sombra de su abuelo en sus primeros años que no hay duda ha sido luego su ángel de la guarda. En Mayorga aun recuerdan como se pasó un día entero escondida en un cesto hasta que todo el pueblo estaba revolucionado pensando que se había caído a un pozo. La niña que apareció de repente como si nada para tragarse una buena y merecida regañina. De traviesa a cómplice libró de más de una reprimenda a sus hermanas abriendo sigilosamente la puerta a deshoras.
Milagros estudió en Mayorga hasta el bachiller, y posiblemente habría sido un buen médico o una dedicada enfermera si la vida hubiera ido por otro camino. Telefonista por un tiempo, acabó dedicando esas destrezas de cuidadora compasiva y hábil naturales a su familia, y sus dos tesoros, sus hijas, que no querían otro médico que no fuera ella. Conoció a Julián en la discoteca Dayni de Mayorga, y se casaron el 7 de Enero de 1978, y hasta hoy, algunos nos preguntamos como puede Julián con tanta actividad.
Milagros repite mayordomía. Su primera y emocionada vez fue en 2010. Su mezcla de Mayorgana y Villafradeña es el mejor coctel para seguir las tradiciones de nuestro pueblo. Aprendió a palotear y será feliz cuando su mayor tesoro, su nieta Paula, aprenda a sujetar los palos y a bailar al son de la dulzaina. Paula ha heredado de su abuela su amor por el pueblo y su inagotable actividad, así que es probable que no tardemos en verla vestida de blanco en San Roque.
Milagros se preparó para ser mayordoma entonces con toda la ilusión y espero, por años, como atestiguan sus hijas hartas de oírle planear y guardar ajuares para la Virgen de Grijasalbas. Este año ha dado un paso al frente con todo su cariño junto a Begoña, su cuñada, su hermana, para serlo a su lado. En un pueblito como el nuestro, pequeño y de pocos recursos, contamos solo con los humanos para mantener lo que hemos heredados. Begoña y Milagros son un ejemplo de generosidad, de alegría y ganas de pelear. Mayordomas de hoy, del siglo XXI, libres y felices.
